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ES LENTO EL PROGRESO GLOBAL DEL FÚTBOL FEMENINO

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23 de octubre de 2022

  • El pasado 8 de octubre, el fallecimiento de la futbolista argentina Juliana Gómez exhibió las condiciones precarias que se viven en la mayoría de las ligas profesionales de fútbol femenino.

En julio de este año, la final de la Euro Femenina entre Inglaterra y Alemania acaparó portadas debido a que el Estadio Wembley registró 87 mil boletos vendidos para ver a la “selección de la rosa” coronarse. 

Este logro de las chicas fue adoptado por los ingleses como el fin de una sequía de más de medio siglo sin ganar algún gran campeonato, tras el Mundial de 1966, que también se disputó en suelo británico.

Sin embargo, este acontecimiento, que bien puede denominarse como un gran paso en la lucha por la equidad entre el fútbol femenino con el varonil, parece un simple espejismo con la realidad que se vive en la mayoría de los países.

La futbolista argentina Juliana Gómez falleció el pasado 8 de octubre en un accidente automovilístico en la Ruta Nacional 9 cuando regresaba de jugar un partido entre su club Argentino de Merlo y Atlético de Rafaela, en la provincia de Santa Fe, por el torneo de Primera División C (Tercera División).

Las investigaciones indican que el vehículo donde se trasladaban Gómez, de 20 años, y otras de sus compañeras que debieron ser hospitalizadas, perdió el control y provocó el vuelco, a la altura del kilómetro 129 de la ruta nacional 9. 

El conductor del carro, Ricardo Ernesto López, de 75 años, jefe de Prensa e integrante de la Comisión Directiva del club, también falleció una semana después estando internado en el Hospital de Baradero, donde fue golpeado por familiares de Juliana, quienes quedaron detenidos aunque finalmente un fiscal los imputó, aunque continuarán siendo investigados.

En su canal de Youtube, el periodista Pablo Carrozza señaló que fue el propio club el responsable de que las jugadoras se trasladaran en vehículos particulares de Buenos Aires a Santa Fe, en un trayecto de 468 kilómetros y de al menos 6 horas manejando

“La realidad es que la dirigencia de Argentino de Merlo no quería que las chicas del plantel de fútbol femenino, que iban a representar al club, jugaran aquel partido. Querían que no fueran y no les pusieron una combi, o un minibús, con el dinero que les da la AFA (Asociación del Fútbol Argentino) para la profesionalización del fútbol femenino”, cuestionó Carrozza.

“Les dijeron a las jugadoras que no fueran a Rafaela y finalmente decidieron en conjunto que si querían ir, lo hicieran en vehículos particulares, en cuatro o cinco coches, saliendo a las 12 de la noche, llegando a Rafaela 6, 8 horas, pegándose una ducha, desayunando, cambiándose y jugando el partido y regresando”, agregó.

Este hecho es tan sólo una evidencia más de la precariedad global que afecta al fútbol femenino.

En 2021, una investigación realizada en Chile por el Observatorio de Gestión de Personas de la Facultad de Economía y Negocios de la Universidad de Chile, junto a la Asociación Nacional de Jugadoras de Fútbol Femenino (ANJUFF), reveló que el 83 por ciento de las jugadoras del país andino no reciben algún sueldo.

Mientras que en Colombia, un informe de Acolfutpro sobre las condiciones laborales de las futbolistas para el torneo de 2022 expuso que de los 17 equipos analizados en el informe, solamente el América de Cali y el Deportivo Cali garantizaron contratos hasta diciembre.

El resto de los equipos las contrataron hasta junio o incluso otros al quedar eliminados, lo que implica una gran presión por los resultados ante el riesgo de perder los vínculos laborales

Por si fuera poco, en el estudio quedaron evidenciadas denuncias como  falta de asignación de uniformes, entrenamientos en canchas sintéticas, partidos a mediodía en lugares con altas temperaturas y escasos recursos para viáticos, por parte de las jugadoras Vanessa Córdoba, Daniela Montoya y Yoreli Rincón, entre otras.

Si bien en 1971 la UEFA comenzó a fomentar el fútbol femenino en 1975, fue hasta 1991 que se realizó el primer mundial de esta rama, en China.

Fue en Atlanta 96 cuando se incluyó como deporte olímpico y aunque las competiciones internacionales de clubes como los la UEFA Champions League y la Copa Libertadores ya existen en la categoría femenil desde 2001 y 2009, respectivamente, su publicidad es abismal comparada con la varonil.

Independientemente de los comparativos económicos, donde algunos estudios como el de la Universidad de Los Andes indican que el sueldo del brasileño Neymar con el PSG equivale a la suma de mil 693 futbolistas mujeres de las de las ligas más importantes de Europa y México, las anteriores estadísticas, así como el trágico accidente de Juliana Gómez, demuestran lo lento que ha progresado el fútbol femenino.



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