- Las víctimas mortales son seis mujeres, dos hombres y tres menores de edad.
Madres desesperadas buscando a sus hijos; gente escapando entre los escombros. El padre Pablo Galván recuerda el terror que se vivió tras el derrumbe de una iglesia en Ciudad Madero, que dejó once muertos y decenas de heridos.
Galván acababa de salir del templo de la Santa Cruz tras finalizar su misa dominical, para dar paso a un bautizo comunitario oficiado por su compañero Ángel Vargas, quien también se salvó de ser aplastado por el techo.
Estaba en el estacionamiento cuando escuchó el estruendo, que inicialmente confundió con una explosión de gas, pero al volver vio a varias personas intentando salir de las ruinas.
“Ni bien comenzó el rito, pasaron cinco minutos y el techo colapsó”, contó este lunes con voz quebrada el sacerdote en el lugar de la tragedia, al recordar que el padre Ángel “pudo salir gracias a Dios ileso” porque la placa cayó a pocos centímetros de él. “Casi fue nada más un reflejo lo que lo salvó”, agregó.
En el recinto que colapsó en horas de la tarde había unas 62 personas, de las cuales 13 permanecían hospitalizadas este lunes, según las autoridades de Tamaulipas, al que pertenece Ciudad Madero.
Las víctimas mortales son seis mujeres, dos hombres y tres menores de edad.
La estructura cayó en pocos segundos y todo quedó envuelto en una espesa nube de polvo, según imágenes de videovigilancia. Las labores de rescate concluyeron el lunes.
“Corrí para cerciorarme de que no hubiera pasado nada, pero toda la gente estaba saliendo por las ventanas, cortándose. Sobre todo las mamás buscando a sus niños”, relató Galván.
“A pesar de lo doloroso y lo caótico que se vivió las siguientes horas, fue muy reconfortante ver cómo la comunidad se volcó. No habían pasado ni quince minutos y ya estaba toda la colonia (barrio) aquí, con lo que traían en las manos. Todo mundo quería hacer algo, pero nadie es experto y aquí estaba colapsado y había mucho riesgo”, evoca.
Posible daño estructural
Algunos feligreses que estuvieron en la parroquia horas antes del colapso agradecían este lunes la suerte que corrieron.
“Mi familia y yo venimos a misa de 11 y 30. Fuimos a comer y una hora después nos enteramos que se había caído la iglesia”, dice estupefacto Gerardo López, de 23 años, en medio del ruido ensordecedor de excavadoras y camiones de carga.
Galván afirma que el siniestro representa un golpe para la comunidad, que este lunes acompañó los funerales. “Sentimos como si nos hubieran arrebatado algo muy nuestro”, dice el religioso.
Cada domingo, el sacerdote oficiaba misa al mediodía y después se celebraban bautismos a cargo de compañeros como Ángel Vargas, que atraían de 60 a 65 personas. En México, 78 % de sus 126 millones de habitantes se declaran católicos.
Vargas descansaba este lunes en una parte de la iglesia que no se vio afectada, pues quedó agotado por los esfuerzos para coordinar el rescate, comentó Galván.
La iglesia, construida hace unos 40 años, había sido impermeabilizada en 2021 y posteriormente se cambió el sistema de aire acondicionado, pues en Ciudad Madero, en el Golfo de México, las temperaturas alcanzan hasta 36 grados centígrados.
Ni el padre Galván ni los feligreses recuerdan algún daño estructural visible que provocara el accidente.
Sin embargo, el coordinador regional de Protección Civil, Roberto Chávez, señaló que, según el sacerdote que oficiaba, se venció un tensor del techo (una estructura que sostiene las losas), cuando empezaba la misa. Chávez aclaró que se debe esperar el resultado de las investigaciones.
“No puede ser”
Según Galván, el templo era referencia en Ciudad Madero, de unos 205,000 habitantes, para la celebración de bodas, bautizos y cumpleaños.
En una esquina de lo que fue la iglesia permanece una imagen de la Virgen de Guadalupe. En otro lado de la calle, la cruz que adornaba el templo seguía colgada en un muro.
“¡No puede ser!”, dice Yolanda García, de 35 años, quien acudía a misa cada 15 días con sus dos hijos. “Era mucha gente (la que estaba en los bautizos)”, agrega la mujer con los ojos llorosos recargada en una ambulancia.
Entre los escombros resalta un letrero que pedía silencio cuando los rescatistas buscaban a los heridos. “Puedes ayudar haciendo una oración en silencio. Dios hace milagros”, reza.
Según el alcalde de Ciudad Madero, Adrián Oseguera, la ciudad no había tenido una tragedia de esa magnitud desde el huracán Hilda, en 1955.
La localidad, al igual que la vecina Tampico, resalta por sus bajos niveles de violencia en comparación con otras ciudades de Tamaulipas fronterizas con Estados Unidos, azotadas por el crimen organizado. La ciudad alberga además una importante refinería de la estatal Pemex.