Kirsty Coventry hizo historia por partida doble: será la primera mujer en presidir el Comité Olímpico Internacional (COI) y la primera persona africana en estar al frente de la organización deportiva más poderosa del mundo.
Con solo 41 años, esta exnadadora zimbabuense dos veces campeona olímpica sucederá al frente de la institución al alemán Thomas Bach, en el cargo los últimos 12 años.
Fue el propio dirigente alemán el que anunció el nombre de su sucesora al termino de un proceso que fue mucho más rápido de lo previsto. Con siete candidatos en liza, la cifra más alta en 130 años de historia del COI, y sin un ganador claro a priori, Coventry logró la mayoría absoluta de votos ya en la primera ronda.
“Este no es solo un gran honor, sino también un recordatorio a cada uno de ustedes de que lideraré esta organización con gran orgullo, con nuestros valores y espero, llena de confianza, que todos ustedes se sientan orgullosos de la decisión que han tomado”, declaró ante los miembros del COI al anunciarse su victoria.
Coventry, a quien muchos veían como la favorita de Bach a su sucesión, superó en la primera votación a los otros seis candidatos, entre ellos el presidente de World Athletics, Sebastian Coe, y el español Juan Antonio Samaranch Salisachs, hijo del que fuera presidente de la institución de 1980 y 2001, Juan Antonio Samaranch, llamados a enfrentarse en una eventual ronda final.
Coventry obtuvo 49 votos, mientras que Samaranch se quedó en 28 y Coe, el candidato más antisistema y al que, según los expertos, Bach no quería en ningún caso como sucesor, se quedó en 8 apoyos, en una votación que se celebró a puerta cerrada y con los 106 miembros con derecho a voto teniendo que dejar en la entrada todos sus dispositivos electrónicos para evitar filtraciones.
Elegida para la comisión de atletas en 2013, Coventry ha tenido un ascenso fulgurante en el seno del COI, apoyada entre bambalinas por un Bach que nunca manifestó públicamente sus preferencias.
El próximo 23 de junio en Lausana, Coventry iniciará oficialmente un primer mandato de ocho años, prorrogable a otros cuatro.
Veinticuatro años después de que la estadounidense Anita DeFrantz presentara la primera candidatura de una mujer al COI, perdiendo la votación ante el belga Jacques Rogge, Coventry es un símbolo de los cambios en el movimiento olímpico.
Representa la creciente feminización de la institución, que cuenta ya con 43 mujeres (alrededor del 40%) entre sus miembros, casi el doble que en 2013, con comisiones paritarias.
Pese a que el secretismo de la votación no permita asegurar que Coventry se ha llevado los votos de las mujeres y de los miembros no occidentales, la institución, presidida siempre en sus 130 años de historia por un europeo o un estadounidense, se ha internacionalizado mucho.
“Es una señal realmente potente de que somos verdaderamente globales y de que hemos evolucionado hacia una organización abierta a la diversidad”, proclamó Coventry.
Queda pendiente precisar su programa, más difuso que el de otros candidatos, pero deberá afrontar espinosos casos, como el de la reintegración o no de los deportistas rusos y bielorrusos, excluidos tras la invasión rusa de Ucrania.
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