ENTREVISTA A SERGIO MARTÍNEZ: LA DUALIDAD ENTRE EL ORDEN Y EL CAOS

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19 de julio de 2024

  • Conoce la obra de Sergio Martínez, a través de esta entrevista sobre su última exposición de arte Urbana Impressio, disponible en Galería Sepia.

El artista multidisciplinario Sergio Martínez presenta Urbana Impressio en Galería Sepia, una propuesta que combina fotografías urbanas de vallas y espectaculares deteriorados —tomadas en locaciones de Monterrey y Guadalajara— que representan el decollage. Estas fotografías son intervenidas con elementos de geometría básica para generar contrastes extremos con los fondos de las vallas.

De acuerdo con Francisco Benitez, Martínez responde a la imagen accidental del espectador para volverla punto de partida de un proceso que se acerca a la deconstrucción del collage, con la estructura de la abstracción geométrica y características visibles del Pop-Art.

El artista, que cuenta con formación en música, explica que la exposición se compone de tres partes: Horizontes, con obras divididas por líneas como horizontes, donde utiliza pintura industrial con un secado rápido para emplear el campo de color o color field. Son piezas de naturaleza simple con referencias a Mark Rothko que, además, exploran el contraste de áreas muy planas o de texturas muy sutiles con otras más complejas.

La segunda es Geometría suspendida. Se trata de una docena de miniaturas de acrílico sobre cartón, con un contraste entre texturas muy orgánicas y formas más simples como cuadrados, rectángulos y líneas, que permite una gran libertad de composición. Esta misma serie se realizó con textiles por computador.

La tercera explora el Desgaste, aborda el diálogo que existe entre los transeúntes de las ciudades y las inclemencias del tiempo, el deterioro de los anuncios que se ponen en las vallas publicitarias que protegen los terrenos a nivel de calle. El artista, consciente de que estas escenas parecen por sí mismas obras de arte terminadas, decide hacer una documentación fotográfica que posteriormente interviene con pintura para transformar su significado.

Para el pintor el concepto de la improvisación se da tanto en la música como en la pintura. Un ejemplo es el jazz, donde se tiene un marco de referencia que puede ser una secuencia de melodía, una secuencia armónica o un patrón y después una serie de improvisaciones. En su trabajo usa en lo posible el accidente, hay partes muy estructurada y otras más caóticas.

¿De qué manera conversa tu trabajo en las disciplinas qué dominas? La pintura, la música, la fotografía...

Lo que me abrió el ojo fue conocer a John Cage y haber tomado un curso de composición de danza en el Laban Centre. Laban es un método de escritura coreográfica. Normalmente la coreografía en la danza se trabaja de una forma muy intuitiva, es decir, el coreógrafo le dice al bailarín qué hacer y después lo va puliendo y lo fija. Queda el movimiento con la música y se va hilando la coreografía.

Uno de los conceptos que más me llamaron la atención de John Cage fue la capacidad de encontrar la belleza donde el 99.9 por ciento de la gente no ve. Lo urbano, lo inintencional, lo caótico. Es una belleza en sí misma, pero se deben tener los ojos y el corazón para poderlo ver.

Hay una situación en la no intención que le da riqueza. John Cage usó el azar para la composición de una manera muy específica, con hexagramas del I Ching. Entonces eso fue lo que me atrajo en la filosofía de Cage, aunque no es algo que haya inventado; esto viene desde Marcel Duchamp, él señaló que hay objetos cotidianos que son verdaderas obras de arte, es una cuestión de poder descubrir el arte en lo ordinario.

¿Cómo surgió tu interés en lo urbano?

Tengo mucho tiempo explorando de manera específica las vallas, pero también otro tipo de espectaculares. Monterrey es una ciudad muy saturada en ese aspecto. Sin embargo, hay un proyecto que me interesa también sobre las fachadas de las casas de mi barrio. Se llama Fascia y consiste en crear una relación de la propia estética de la fachada, de la propia motivación de los habitantes de esa casa para llegar a esa conclusión. No es un proyecto psicológico, sino lúdico. Encuentro humor a través de un término que me encanta que se llama esmero aberrante. Cómo de repente alguien se puede esmerar tanto en hacer algo tan malo.

Por otra parte, soy un ser urbano, una persona de la ciudad, del pavimento. Paso muchas horas trabajando en mi estudio, si no estoy haciendo música estoy haciendo escultura o en algún proyecto. Poco a poco he encontrado un hilo conductor de todo.

¿Cómo surgió el interés por las vallas? ¿Qué fue lo que te pareció importante registrar?

Me parecen composiciones de gran complejidad y riqueza. Es casi imposible hacerlas de forma deliberada, su riqueza es implícita. Mi forma de rescatarlo es a través de lo fotográfico, qué bueno sería tenerlas aquí y colgarlas. He pensado en hacer algo de videoarte con los procesos, como cuando las vallas disponen una película blanco de plástico cuando no están siendo usadas, pero de repente ese plástico se va también, se rompe y comienza a crear ese aspecto.

¿Hay alguna relación entre las ciudades que escogiste para tomar foto a las vallas publicitarias?

No, es una cuestión casual porque hay una riqueza caótica en las grandes ciudades, hay más caos e incoherencia. Algunas fueron tomadas cerca del Centro Cultural Universitario en Guadalajara, otras en Monterrey, en zonas transitadas porque son los lugares donde suelen estar estos anuncios para que más gente los vea.

Es lo que he notado. Ahora, hay otros tipos de texturas muy agradables, como paredes derruidas y puertas de casa, pero me parece más lugar común, son muy bonitas, pero ya mucha gente lo hace. Si te abstraes del hecho de que son telas destruidas y plásticos los ves como áreas de textura y color.

¿Cuánto tiempo te llevó preparar el proyecto?

Algunas fotos fueron tomadas hace cinco años aproximadamente. Lo bueno de la foto es que acumulas material y poco a poco lo vas seleccionando y puliendo. Primero fue la parte de la documentación y después la intervención que tomó más o menos un año. Así empecé a trabajar, poco a poco.

¿Y qué complicaciones tuvo?

Estas cosas tienen un grado de sencillez. Por ejemplo, las miniaturas las trabajo en áreas muy grandes con un trapeador y escobas para generar texturas, luego lo recorto y paso por el proyecto de edición. Lo difícil es quitar, toma tiempo decidir hacer algo de una manera sencilla para no quitarle el valor. Es como la música, hay gente que mete muchos sonidos dramáticos, pero es cansado. Es como la Escuela de Viena o como un haikú japonés. ¿Cómo le haces para ser tan preciso?

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¿Cómo decides que una obra está terminada?

Pues es un proceso de diseño. Realmente estoy buscando la sencillez porque ya es muy complejo lo que está detrás. Lo que busco crear es un diálogo de contraste. Lo relaciono mucho con la música, cuando tú tienes un patrón puedes improvisar, como en el jazz o lo que llaman la improvisación libre. Cuando hay solo caos no se entiende nada, debe haber caos y orden para establecer un diálogo.

¿Por qué te interesa la claridad en el caos?

Bueno, no es tanto así, sino el hecho de contemplar que el caos nace del orden y el orden se cansa de ser ordenado y se convierte en caos. Normalmente cuando una persona es muy metódica, de pronto brinca y se vuelve loca y piensas que no tiene sentido si es una persona muy estructurada y correcta. No puedes ser solo ordenado o solo estar en el caos, Siempre es el devenir de la existencia el caos al orden y del orden al caos. Son dinámicos, uno no puede existir sin el otro. A lo mejor yo estoy buscando expresar cómo vivo el caos, es una idea que se me ocurrió.



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