A sus 70 años, Verónica Durán desafía los estereotipos con cada kilómetro que recorre al volante en las calles de Guadalajara. Desde hace ocho años, esta mujer decidida encontró en la conducción de plataforma no solo una fuente de ingresos, sino una manera de demostrar que ni la edad ni el género son impedimentos para salir adelante.
“Siempre me ha gustado manejar, lo hago desde los 14 años. Por azares del destino y una situación económica complicada, me inicié en esto. También fue una terapia ocupacional para mí”, comparte Verónica, con una sonrisa que refleja su pasión por el volante y su fortaleza ante los retos de la vida.
A diario enfrenta el tráfico de la ciudad con paciencia y una actitud positiva, elementos clave para desempeñar su labor. “Imagínate el tráfico como es en Guadalajara, pero hay que mantener una cara positiva y un buen trato con el usuario. No me voy a mortificar por los insultos que a veces recibo”, dice con determinación.
Sin embargo, su trabajo va más allá de llevar a los pasajeros de un punto a otro. En cada viaje, escucha historias, comparte consejos y, de alguna manera, se convierte en confidente de quienes se suben a su auto. “Aprendes de las conversaciones de las personas. A veces las vas escuchando y te dejan enseñanzas. Me dedico a escuchar historias, me dedico a dar consejos”, afirma.
Con más de diez horas diarias al volante, Verónica ha construido una reputación intachable en la plataforma donde labora. Su calificación ejemplar es el reflejo de su compromiso y dedicación. Su historia es inspiradora: una muestra de que la determinación y la actitud correcta pueden derribar cualquier barrera.
Con información de Karina Lomelí.