El futuro de la Iglesia católica reposa en las manos de los 133 cardenales que elegirán desde el próximo miércoles al sucesor del papa Francisco en un cónclave abierto, incierto y sin claros favoritos.
Los 133 cardenales menores de 80 años que pueden votar por su sucesor se encerrarán desde el 7 de mayo en la Capilla Sixtina, sin contacto con el mundo exterior hasta elegir al nuevo papa: sin teléfonos, internet, televisión, prensa.
“Espero que sea alguien con el espíritu de Francisco en derechos humanos, minorías, LGBT, medio ambiente”, dijo a la AFP Valeria Sereni, italiana de 30 años en San Pedro.
“Rezo porque el nuevo papa sea fuente de unidad en la Iglesia y calme las aguas después de una docena de años de desestabilización y ambigüedad”, señaló por su parte el sacerdote canadiense Justin Pulikunnel.
El Vaticano finiquita los detalles de esta elección, que se remonta a la Edad Media, en la que los llamados “príncipes de la Iglesia” celebrarán cuatro votaciones diarias: dos por la mañana y dos por la tarde, salvo el primer día que solo se hace una.
Las papeletas, actas y notas se queman en una estufa para anunciar al mundo el resultado. Humo negro: la votación sigue. Humo blanco: hay un nuevo papa.
Punto medio
Benedicto XVI fue electo en cuatro votaciones en 2005; Francisco en 2013, en cinco. Se espera que esta votación se extienda por dos o tres días.
Algunos, no obstante, creen que necesitarán más tiempo para negociar, encontrar un punto medio que una a “bergoglistas” y conservadores, y permita que un nombre obtenga los dos tercios —89 votos— necesarios para elegir al titular del trono de San Pedro.
De los italianos Pietro Parolin y Pierbattista Pizzaballa al maltés Mario Grech, del arzobispo de Marsella Jean-Marc Aveline al filipino Luis Antonio Tagle, varios candidatos se mencionan.
El vaticanista italiano Marco Politi estimó que el próximo papa estará entre uno “que frene y uno que avance lentamente” a través del consenso. “No habrá un Francisco II”, indicó, aunque nunca se puede descartar alguna sorpresa.
El cardenal sueco Anders Arborelius estimó que frente a una Europa “vieja y cansada”, sería “natural” que el nuevo papa fuera de “África o de Asia”.
“Politiqueo”
Francisco nombró la mayoría de los cardenales que votan ahora, muchos vienen la “periferia” del mundo, lejos de Europa e históricamente marginada por la Iglesia en Roma y este cónclave será el más internacional, con representantes de 70 países de cinco continentes.
Muchos apenas comienzan a conocerse ahora en las llamadas congregaciones generales, que son reuniones a puerta cerrada en las que los cardenales comparten puntos de vista sobre las prioridades de la Iglesia y permiten al mismo tiempo a los electores formarse una idea de posibles nombres.
Se abordaron temas complicados como la pederastia en la Iglesia, la crisis en las vocaciones y el papel de las mujeres, todos desafíos que heredará el 267º papa en medio de conflictos mundiales, el auge de gobiernos populistas y la crisis climática.
Pero “nadie está en campaña”, aclaró el cardenal Timothy Dolan, arzobispo de Nueva York. “Nos hablamos, hablamos de las personas que consideramos prometedoras, pero es diferente del politiqueo”.
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