A 33 años de las explosiones del 22 de abril de 1992, las imágenes siguen estremeciendo: calles abiertas como heridas, autos incrustados en las azoteas de casas derruidas, cuerpos sepultados entre escombros.
Las fotografías capturaron lo que las palabras no alcanzaban a describir: el terror de una ciudad partida en dos.
Aquel miércoles por la mañana, una fuga de gasolina en el sistema de drenaje provocó una cadena de explosiones en el sector Reforma que dejó más de 200 muertos, miles de damnificados y una ciudad que jamás volvió a ser la misma.
Hoy, la memoria permanece viva en cada imagen que documentó la tragedia. Un recordatorio doloroso de lo que nunca debió ocurrir.