MADRES QUE SUEÑAN CON LA LIBERTAD: VERÓNICA Y EL AMOR INQUEBRANTABLE POR HUGO

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09 de mayo de 2025

Mañana celebramos el Día de las Madres, una fecha que enciende en el corazón de cada mamá una chispa de amor incondicional. Sin embargo, hay historias que nos recuerdan que la maternidad no entiende de barreras, ni de circunstancias, ni de las paredes de un reclusorio. La de Verónica es una de esas historias.

A lo largo de sus 13 años de reclusión en el Centro de Reinserción Femenil en Puente Grande, Jalisco, Verónica nunca permitió que su sueño de ser madre se desvaneciera. Hoy, a sus 33 años, celebra con un amor profundo y un brillo en la mirada el ser madre de Hugo, un bebé de 10 meses que le ha devuelto la esperanza y la sonrisa en medio de la adversidad.

“No hay palabras como para decirte es lo mejor del mundo ser madre”, dice Verónica, mientras sus ojos reflejan la emoción al ver a su pequeño hijo, quien con apenas 10 meses ya muestra dos pequeños dientes que asoman cuando sonríe. La maternidad llegó a su vida de una manera inesperada, pero cargada de una emoción tan grande que, aún hoy, la hace temblar.

Con el corazón lleno de anhelos, Verónica luchó durante dos años para quedar embarazada. Fue un proceso lleno de incertidumbre, pero cuando los médicos le dieron la noticia de que estaba esperando un bebé, no podía contener la emoción. “Es lo más hermoso que te puedan decir, estás embarazada ya”, recuerda, mientras la sonrisa se dibuja en su rostro al pensar en el milagro de la vida que crecía dentro de ella.

A través de fotografías y recuerdos guardados en su mente, Verónica vivió cada momento de su embarazo como un tesoro. “Siempre traté de sacar mi estómago a relucir, que se notara mi felicidad”, dice, recordando aquellos días de embarazo en los que, aún en un entorno tan difícil, logró imaginar a Hugo como un niño rodeado de amor y esperanza.

El reencuentro con su bebé tras el trabajo en el taller de costura fue un momento lleno de ternura, pero también de sacrificios. Como toda mamá, Verónica tuvo que enfrentarse a la dolorosa separación cuando Hugo comenzó a asistir a la guardería. La tristeza de pensar que, cuando su pequeño cumpla tres años, ya no podrá estar a su lado, se siente profundamente. Sin embargo, siempre hay palabras de aliento y amor para su hijo. “Mi amor, espero pronto irnos juntos. Sí, mi amorcito bello, nos vamos a ir juntos, si Dios quiere”, le dice con la esperanza de que un día, madre e hijo podrán caminar juntos hacia la libertad.

Verónica sabe que, a pesar de las dificultades y las paredes que separan su vida de la libertad, el amor de madre no conoce de límites. Su historia, como la de muchas mujeres, es un recordatorio de que la maternidad es un vínculo indestructible, una fuerza que trasciende cualquier obstáculo.

Este Día de las Madres, el amor de Verónica y Hugo es un tributo a todas las mujeres que luchan por sus sueños, por su familia y por un futuro lleno de esperanza. Porque ser madre no es solo un acto de amor, sino un acto de resistencia, de valentía y de esperanza infinita.



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