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QUISO SEGUIR HASTA EL FINAL CERCA DE LA GENTE; LOS ÚLTIMOS DÍAS DEL PAPA FRANCISCO

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21 de abril de 2025

Vaticano, domingo 21 de abril de 2025, 12:40. El papa Francisco, exhausto, aparece por sorpresa en la Plaza de San Pedro, vitoreado por los fieles que celebran la Pascua, en el que será su último baño de multitudes.

A sus 88 años, debilitado por las secuelas de su neumonía, ¿sintió el Francisco que las fuerzas lo estaba abandonando? ¿Quería decir un último adiós a los fieles?

Para muchos católicos, su aparición el domingo de Pascua, pocas horas antes de su inesperado fallecimiento este lunes a primera hora, fue el símbolo del reencuentro con su guía espiritual, un mes después de que le hubieron dado de alta.

En las últimas semanas, Francisco, que regresó al Vaticano el 23 de marzo para una convalecencia que tenía que durar dos meses, había reanudado gradualmente sus actividades y su salud parecía estar mejorando.

“Tenemos la impresión de que quería llegar hasta el final, hizo gestos esenciales, como el contacto con la gente. Era el papa del pueblo”, dijo a AFP una fuente del Vaticano, bajo condición de anonimato.

“No ha muerto en el hospital aislado del resto del mundo, tuvo tiempo de regresar, dar su bendición, vivir la Pascua”, agrega.

El 6 de abril, apenas dos semanas después de salir del hospital Gemelli de Roma, hizo su primera aparición pública por sorpresa tras una misa para los enfermos en la Plaza de San Pedro.

“Buen domingo a todos. Muchas gracias”, dijo al aparecer en silla de ruedas, con voz aún débil y llevando cánulas nasales.

En los días siguientes, el jesuita argentino hizo otras apariciones públicas improvisadas, como demuestran los videos en las redes sociales de los que se cruzaron con él por casualidad.

El 10 de abril fue visto en la Basílica de San Pedro, cuyos obras de renovación quería inspeccionar. En esta ocasión sorpendió por su atuendo, más cercano al de una persona mayor en un asilo de ancianos que al de un papa.

El día anterior recibió al rey Carlos III y la reina Camila y el 12 de abril fue a rezar a la Basílica de Santa María la Mayor, en el centro de Roma, donde quería ser enterrado.

Último baño de multitudes

En los últimos días el Vaticano quiso dar un mensaje esperanzador, asegurando que el estado de salud del papa continuaba mejorando. En la residencia de Santa Marta, donde vivía, asistía a misa y trabajaba en la oficina de su apartamento privado.

Rodeado día y noche por un equipo médico, el papa firmaba mensajes de texto, escribía y rezaba mucho.

El 13 de abril apareció de nuevo en la misa del Domingo de Ramos y el 17 de abril, Jueves Santo, visitó una prisión en Roma para reunirse con reclusos.

Cuando los periodistas le preguntaron cómo está viviendo la Pascua, respondió con una sonrisa: “Como puedo”.

A pesar del cansancio, saludó a 70 reclusos uno a uno, dejándose besar las manos y ofreciendo regalos.

El Domingo de Resurrección apareció de nuevo en el balcón de la basílica de San Pedro del Vaticano para desear con voz débil “Feliz Pascua” a los miles de fieles y pronunciar su tradicional bendición Urbi et Orbi (a la ciudad y al mundo, en latín).

Estas serán sus últimas palabras públicas.

Unos minutos antes, había recibido brevemente al vicepresidente estadounidense JD Vance, en su residencia de Santa Marta.

Su último baño de multitudes fue un paseo en papamóvil por la plaza, parando de vez en cuando para bendecir a bebés. Último capítulo de 12 años de un pontificado que quiso continuar hasta el último día.


© Agence France-Presse


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