Cientos de bomberos intentan este miércoles contener al menos cuatro incendios que avanzan sin control en la zona de Los Ángeles, California menos de 24 horas después de que se registraran las primeras llamas en elegante vecindario de Pacific Palisades.
Poco después se declaró otro fuego unos 60 kilómetros al sureste de Riverside, pero los últimos reportes lo declaran controlado.
Los llamados vientos de Santa Ana, que arreciaron desde el martes, y la seco del ambiente ha complicado las labores de los cuerpos de bomberos.
El jefe de bomberos del condado, Anthony Maroney, informó hoy temprano en rueda de prensa que la situación ha dejado por lo menos dos muertos y múltiples heridos, así como miles de residentes evacuados y decenas de viviendas consumidas por el fuego. Aún no se sabe nada sobre el origen de la deflagración, aunque ya está siendo investigado.
A los bomberos de Los Ángeles se han sumado los de condados vecinos, e incluso de estados como Nevada, Oregón y Washington.
El panorama, complicado
Mientras la alerta por los vientos ha obligado a las compañías eléctricas a programar cortes de energía para prevenir nuevos focos en la trayectoria, los meteorólogos han advertido que estas son las peores condiciones para un incendio en más de una década en esta zona de California.