En el corazón del santuario de la Virgen de Guadalupe en Guadalajara, un rincón poco conocido abre sus puertas de forma excepcional. Se trata del llamado camino de San Juan Diego, un pasillo oculto en la capilla que lleva el nombre del santo indígena, ubicado a un costado del templo mariano, donde la historia y la espiritualidad se entrelazan.
Leticia Hernández, guía de la asociación Fray Antonio Alcalde, explica que este corredor resguarda esculturas talladas en cantera que narran el recorrido histórico de Juan Diego Cuauhtlatoatzin, desde sus orígenes como miembro del pueblo chichimeca hasta su canonización en 2002.
“Son esculturas talladas en cantera desde los inicios de San Juan Diego y toda la basílica hasta que lo canonizaron”, señala.
Las piezas fueron realizadas por el artista jalisciense José Jiménez Ávila en 1994, cuatro años después de la beatificación de Juan Diego por san Juan Pablo II. El espacio, que antes era conocido como la Capilla del Calvario, permanece cerrado al público la mayor parte del año y solo se habilita en ocasiones especiales.
“Antes aquí se llamaba la Capilla del Calvario, a lo mejor muchas personas de antes la van a recordar. Entonces, como verán, son recorridos muy exclusivos para la gente que viene y nos acompaña, lugares que no están abiertos a todo público”, explica Hernández.
La oportunidad de recorrer este singular pasaje será únicamente del viernes 25 al domingo 27 de abril, en dos horarios: 10:00 de la mañana y 4:00 de la tarde. El acceso será acompañado por guías que contextualizarán las imágenes y símbolos de este camino silencioso, testimonio de la evangelización y la fe indígena.
Este espacio es, al decir de sus custodios, una invitación a la contemplación y al redescubrimiento de uno de los pilares espirituales de México.
Con información de Karina Lomelí.