Treinta años después de su primera visita, Garbage volvió a pisar tierras tapatías con la fuerza intacta de su sonido alternativo y una conexión emocional que solo el tiempo y la sinceridad logran construir. El Teatro Estudio Cabaret fue el punto de encuentro la noche de este sábado entre la legendaria banda norteamericana y su público jalisciense, que no escatimó en gritos, aplausos y euforia.
Desde el escenario, Shirley Manson, vocalista del grupo, no solo ofreció una interpretación cargada de intensidad y nostalgia, sino también palabras que resonaron más allá de lo musical. Conmovida, expresó su amor y profundo agradecimiento por México, destacando la calidez y entrega de su audiencia. Sin entrar en discursos políticos, Manson habló desde lo humano: de la empatía, de los ideales compartidos y del compromiso con lo justo.
Uno de los momentos más aplaudidos de la noche fue cuando la cantante se refirió con entusiasmo a la expectativa de ver por primera vez a una mujer al frente del país, lo que arrancó ovaciones del público. Además, la banda no dejó de lado temas cruciales: hicieron eco por la libertad y el derecho a decidir sobre el propio cuerpo, el respeto a la comunidad LGBTQ+, y expresaron su solidaridad con el pueblo palestino.
Garbage no solo vino a tocar sus clásicos —que incluyeron “Only Happy When It Rains”, “Stupid Girl” y “Push It”—, sino a reforzar una postura ética y estética que ha sido su sello desde los noventa. Un concierto que fue también una declaración de principios y un recordatorio de que la música puede y debe ser un espacio para resistir, amar y pensar.
Texto y fotos: Carolina Orozco




