A diferencia de sus inmediatos predecesores, el papa Francisco escogió que la basílica de Santa María la Mayor de Roma acoja sus restos mortales para la eternidad en una sepultura “sencilla”, donde la única inscripción sea “Franciscus”, su nombre de papa en latín.
“El papa de los últimos”, titularon el martes varios diarios italianos, en referencia a su apuesta por los más desfavorecidos y al pasaje de la Biblia: “Los últimos serán los primeros en el reino de los cielos”.
Pero antes de su sepultura el sábado, los fieles contemplan su ataúd de madera y zinc en la basílica vaticana de San Pedro, a donde fue trasladado hoy desde la residencia de Santa Marta.
Todavía horas antes de su muerte se dio un baño de multitudes con motivo de la tradicional bendición urbi et orbi tras consultarlo con su enfermero personal. “Gracias por traerme de vuelta a la plaza”, le dijo, según el medio oficial Vatican News.
El martes por la mañana, cientos de personas de todo el mundo empezaron a llegar al Vaticano, donde la policía controla el acceso a la plaza de San Pedro de turistas y fieles.
“Es muy difícil decir lo que sentimos porque hemos perdido nuestro padre, nuestro pastor, un pastor que ha sabido ser padre para todos, un padre de misericordia”, dijo a AFP la monja puertorriqueña, Magda Martínez, de 53 años.
REVOLUCIONARIO Y ORTODOXO
Mientras tanto, se suceden en el mundo los homenajes a este papa “revolucionario” —según el diario británico The Guardian— que se implicó sin descanso en la defensa de los migrantes, el medio ambiente y la justicia social, con un estilo austero y humilde.
“Gracias por hacer del mundo un lugar mejor. Te vamos a extrañar”, escribió Lionel Messi, el astro del fútbol argentino en su cuenta en Instagram.
“Él nos animó mucho a los migrantes porque nos daba sus palabras de aliento a todos los que salimos de nuestros países”, aseguró a AFP Marisela Guerrero, venezolana de 45 años que migró a Chile hace unos meses.
Las “condolencias” llegaron incluso desde China, que se dijo este martes dispuesta a “colaborar con el Vaticano para promover la mejora continua de las relaciones”.
El estilo cercano de Francisco ofuscó a la oposición conservadora por su supuesta falta de ortodoxia, aunque durante su pontificado iniciado en marzo de 2013, no llegó a cuestionar posiciones conservadoras de la Iglesia en temas como el aborto o el celibato de los curas.
Sin embargo sí llegó a aseverar en julio del 2013, “Si una persona es gay y busca al Señor y tiene buena voluntad, ¿quién soy yo para criticarlo?”.
Además del fervor popular, el exarzobispo de Buenos Aires deja un legado marcado por la lucha contra la pederastia en la Iglesia, por el impulso al papel de mujeres y laicos y por abogar por el diálogo entre religiones, entre otros.
- Foto Pablo Leguizamón