ENTREVISTA A DARÍO SANDOVAL: TODO ARTISTA ES UN MICROCOSMOS

Compartir esta nota:

Tiempo de lectura:

14 de septiembre de 2024

  • Darío Sandoval presenta su más reciente exposición de pintura “Microcosmos” en galería Riesgo.
  • En esta entrevista conoceremos sobre su historia y perspectiva creadora.

Darío Sandoval es un artista plástico tapatío nacido en una familia profundamente arraigada a las artes escénicas. Su padre, Rafael Sandoval, un reconocido director de teatro y su madre, Vivian Blumenthal, dramaturga y actriz, influyeron significativamente en su formación artística desde una edad temprana. A los cinco años comenzó a tomar clases de violín, instrumento que lo ha acompañado gran parte de su vida.

Posteriormente en la Universidad de Guadalajara profundizó en su formación musical. Perfeccionó su técnica en el Teatro Colón en Buenos Aires, Argentina, uno de los centros culturales más importantes de América Latina. Posteriormente viajó a Alemania para ingresar al Conservatorio Schumann.

Sin embargo, durante su estancia en Alemania, y en medio de la pandemia de COVID-19, Darío experimentó un cambio radical en su vocación e incursionó en las artes plásticas. Tras su regreso a México, se estableció en Guadalajara y rápidamente se integró a la escena artística local. Ahora se posiciona como un destacado artista multidisciplinario que ha explorado técnicas como el grabado, la escultura y la pintura.

Con Microcosmos, su más reciente exposición individual en la galería Riesgo, explora lo que él refiere un pequeño universo y en esta entrevista conoceremos sobre su perspectiva creadora, principales referentes y su interés en el sincretismo entre elementos prehispánicos y el catolicismo.

¿Cómo fue tu acercamiento a las artes visuales?

De muy chico me llevaron al Hospicio, tenia entre cuatro y cinco años, entonces para apreciar los cuadros tenía que ver hacia arriba. Eran obras de Miró, fue increíble. No sabia en ese momento qué era el arte, pero cuando vi eso fue como si captara un mini universo.

¿Cómo empezaste a pintar?

Pinté apenas hace como cuatro años, ya grande. Estaba en Alemania estudiando música, fue durante el COVID. Luego de que cerraran la escuela por la pandemia ya no tenía dónde estudiar y me acostumbré a practicar en el sótano del edificio donde vivía.

Me acuerdo que al principio le tenía miedo a las ratas que pasaban por los tubos, hasta que un día una se paró y se me quedó viendo mientras tocaba. En ese lugar apestaba y me sentía enfermo como con asma por estar ocho horas al día tocando.

Bajaban los inquilinos a tirar la basura y me veían como loco, realmente me juzgaban por estar ahí estudiando, pero no podía hacerlo en otro lado. El alemán se puede ir a su casa de campo a tocar, pero yo no y me desesperé y dejé de hacerlo por una semana. Entonces empecé a aprender lo que era vivir y ser dueño de tu tiempo, caminaba por la calle o me la pasaba viendo la pared por horas.

Como sentía una necesidad de expresarme empecé a dibujar para subirlo a Instagram. A la gente le empezó a gustar y me preguntaban sobre si pintaba. Ahí me pregunté: ¿Por qué no me hago pintor? Es más gratificante porque puedes estar ocho horas tocando el violín pero no está el producto, el producto está en el concierto.

En cambio, en la pintura tu esfuerzo queda plasmado por mayor tiempo. Para mí era más agotadora la música y con mas sacrificio, entonces la pintura me dio el equilibrio perfecto entre la disciplina y vivir.

¿Cómo defines actualmente tu arte?

Estoy muy inspirado por el abstracto expresionista, eso que empezó en Nueva York con Kooning, Rothko, con influencias de los artistas que mas admiro como Tamayo y Toledo; aunque no hay mucho Toledo en mi obra, siento que él es más de línea y yo soy de plasta. También de Aceves Navarro.

Tamayo dijo que no quería hacer política, o se hacía político o se hacia pintor, no le gustaba ensuciar su arte con la política y creo que estoy en esa línea. Por más político que yo sea no hay nada de eso en mi pintura, a menos que alguien lo vea, pero no es la intención.

Por otra parte, creo que en la actualidad hay un trend en lo prehispánico y creo que es bueno seguirlo, porque es natural. Creo que realmente nos impuso la academia el occidentalismo. Hay una anécdota con Tamayo de cuando él fue a las escuelas oaxaqueñas de arte y curiosamente en una encontró a Toledo y le preguntó por qué todos estaban pintando esculturas europeas, como si no hubieran visto nuestros rasgos oaxaqueños que son distintos.

Para mí no es que una sea mejor que la otra, las dos son técnicamente increíbles, cumbres del arte, pero antes se pensaba que lo occidental era lo mejor.

¿Cómo fue tu regreso a Guadalajara una vez que te convertiste en pintor?

Fue muy bonito. Me depotaron y regresé como criminal. Muchas veces se piensa que es mejor no volver a México, que es un país mediocre y como estuve tanto tiempo en Europa me olvidé de la calidez del mexicano. Entonces llegué y se me abrieron las puertas, tal vez no económicamente al principio, eso creo que tardó un año o dos.

En Alemania también pasa que tú no puedes hablar o ser amigo de un pintor reconocido porque los círculos son muy cerrados y aquí podía hablar con los pintores que más admiraba hasta que se volvieron mis amigos, como Manuel Rodríguez. Él me indujo al grabado y a conocer más artistas.

A Manuel lo conocí porque es hermano de una amiga violinista que era compañera de mi escuela. De la nada sacaba el celular y decía “esto lo hizo mi hermano” y wow, o sea, murales y todo. Pero ya que me hice pintor empecé a seguirlo más y a cotorrear con él, es una persona muy amena, hablaba normal, sin la etiqueta de que era artista.

Me gustaba mucho su obra porque representaba este México lejano en ese tiempo en donde yo estaba. Como una realidad muy clara, violenta y mística todo lo que él reflejaba, como lo que digo que es un macrocosmos. La identidad de cada artista es un microcosmos.

¿Por qué estuviste tanto tiempo interesado en la música?

Es lo que me educaron desde niño. Me obligaron a tomar clases y aunque sí le agarré placer y me sigue gustando, es increíble, pero justo pasa eso que mencioné sobre qué arte se considera mejor. En la música también son relevantes los huapangos, eso es lo que choqué con Alemania, sobre lo que se nos impone incluso estando en México. Que si es más intelectual o más fino. Toda la música tiene su grado de brillantez, no importa el país o el género.

Al regresar a México, como no podía viajar intenté conocer lo más de México que pude. Conocí parte del sur como Oaxaca, la península y como que me cambió el chip, fue muy grato explorar todos esos espacios.

¿Cómo influyó tu familia en tu formación artística como pintor?

Pues mi mamá es dramaturga y actriz de teatro y mi papá es director de teatro. Entonces, aunque ellos no quisieran me influenciaban con lo que ellos consumían, leían o actuaban. Desde niño me llevaron a ver obras de teatro y particularmente había una llamada “El rey furibundo“, era para niños y la escenografía la hicieron con un estilo mironiano, de nuevo este artista que me inspiró mucho. También tenía toques muy surrealistas. De niño absorbes todo lo que te dan y eso estuvo presente en mi formación.

¿Cómo influye la música en tu proceso creativo como artista plástico?

Yo creo que tengo como un tipo de sinestesia, veo cada nota como un color y con los acordes también puedo ver varios colores que se mezclan bajo una lógica de contrastes. Eso es la abstracción, ¿no? La música también es muy abstracta, entonces escuchas y sientes emociones.

Pienso que a veces la música clásica es muy densa, te absorbe más de lo que tú a ella, por eso cuando pinto escucho música moderna, considero que es más ligera. O el jazz, creo que lo mejor para pintar es el jazz, es muy libre y no tan individualista e improvisa como a mí me gusta hacerlo en la pintura.

Luego de iniciarte en las artes visuales, ¿en qué momento te inclinaste por la búsqueda de la técnica?

Creo que la técnica se resuelve con la práctica. Van de la mano y las clases te hacen el camino más corto. En mi caso vi en la técnica un medio para realizar lo que realmente quería hacer y atender mis deficiencias,

Estando en la naturaleza he expresado de forma abstracta un paisaje, pero me gusta mucho el realismo y cómo te puede transportar a un lugar. Van Gogh retrataba momentos de la naturaleza en los que él estaba y dije, pues tengo una deficiencia técnica, yo quiero ser libre de llevarme tres colores básicos, papel y ya con eso plasmar lo que tengo enfrente.

También quiero ver esa transición de trabajar en el campo. Realmente si voy a la naturaleza es porque me gusta estar allá, pero me cuesta pintar porque estoy gozando mucho. Quiero escalar un volcán y pintar, desde un punto de vista subjetivo.

¿Por qué decidiste nombrar a la exposición como Microcosmos?

Con Microcosmos me refiero a un pequeño universo. Pienso en El laberinto de la soledad de Octavio Paz porque creo que es la aproximación básica del mexicanismo y la exposición es mi visión subjetiva de México. Está la mitología del volcán, elementos prehispánicos y hasta un Jesucristo, es lo que he vivido y ha dado forma a mi propia existencia.

¿Qué elementos de la mexicanidad incorporas?

La religión, lo prehispánico y concretamente Tláloc, que tiene un simbolismo muy fuerte; lo vemos en todas partes sincretizado por ejemplo en el mural de mosaico de la UNAM que está con elementos de la conquista y ciencia, creo que esa es una de las obras más importantes de México. Considero que como artista tienes que ser muy observador y enfrentarte a cosas más existenciales para analizar el porqué de cada cosa.

¿Cómo es tu proceso creativo?

Pues depende. Ayer quería hacer un volcán realista y no funcionó porque estaba muy estresado, al final decidí solo pintar sin que se tuviera que parecer, pero otras veces tengo más tiempo y puedo disfrutarlo. Entonces depende del día.

¿cuáles son tus temas recurrentes?

Yo creo que los artistas nos parecemos mucho a los niños porque a los adultos les da miedo enseñar sus pasiones. Los pintores las sacan y en mi caso son los volcanes, me parecen impresionantes en todo el sentido. Estoy interesado en los volcanes desde hace un año. Pero mi interés puede variar constantemente y me lleva de la mano a un lugar y otro.

Yo quiero ser muy sincero como pintor. Pienso en Picasso, que es un pinto estándar. A mí me parece muy bueno y creo que me influenció mucho. Él pintaba cosas de la mitología mediterránea como el minotauro y los faunos y por más que me gusten y pueda pintar eso, en realidad no lo veo en las calles ni en la naturaleza. Yo quiero pintar el entorno donde esté.

¿A dónde crees que se dirija tu obra?

Ahorita realmente no sé porque me gusta estar en el presente y no adelantarme a la emoción de lo que puede ser mañana. Yo siento que yo soy la institución de mi arte, yo tengo el criterio de calidad y de qué tan lejos lo quiero llevar.

También te puede interesar:


Comentarios

Te recomendamos


Recibe las ultimas noticias en tu correo