El 17 de abril de 2005, la vida de Marisol Casillas Chávez se apagó de forma abrupta. Tenía apenas 20 años cuando un conductor presuntamente ebrio impactó el vehículo en el que viajaba, arrebatándole la vida y marcando para siempre a su familia y amigos.
“Marisol se nos fue el sol, nos mató como familia, mató a sus amigos, no volvimos a ser los mismos”, recuerda Alma Chávez Wood, su tía y actual presidenta de la asociación Víctimas de Violencia Vial A.C.
Del dolor nació la acción. En honor a Marisol y a todas las víctimas de accidentes provocados por conductores irresponsables, Alma impulsó la creación de la asociación, que no solo brinda acompañamiento a las familias afectadas, sino que también ha trabajado incansablemente por fortalecer la cultura de la prevención vial en Jalisco y en el país.
Su activismo fue fundamental para lograr cambios legales significativos, como la modificación de los niveles permitidos de alcohol en la sangre para conducir, la implementación de pruebas de alcoholimetría aleatorias y la puesta en marcha, en 2014, del programa Salvando Vidas, en colaboración con la policía vial.
“Logramos que en la Ley de Movilidad de 2013 se incluyeran los factores de riesgo que causan estas tragedias, para que los jóvenes, niños y padres de familia no sufran la pérdida de sus seres queridos en las calles, avenidas y carreteras”, señaló Alma Chávez.
A dos décadas de la partida de Marisol, Víctimas de Violencia Vial sigue acompañando a quienes enfrentan el dolor de perder a un ser querido por la imprudencia al volante y mantiene su llamado urgente a la ciudadanía: no conducir bajo los efectos del alcohol o las drogas y respetar los límites de velocidad.
“Fue una gran maestra de vida, y en su nombre seguimos luchando para que nadie le robe la vida a nadie, para que nadie deje familias rotas. Ella siempre estará en nuestro corazón”, concluyó Alma.
Con información de Alejandra Lozano.