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ALEXANDRA Y ARTIOM: UNA PAREJA SEPARADA POR LA REPRESIÓN EN RUSIA

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07 de diciembre de 2022

  • Los enamorados se vieron por última vez el 26 de septiembre, cuando policías encapuchados entraron en su piso y lo detuvieron.

El ruso Artiom dibujó en una carta un enjambre de corazones con una forma parecida a una patata, un esbozo que su novia Alexandra llegó a tatuarse para reducir la distancia que lo separa de su enamorado, encarcelado por criticar el conflicto en Ucrania.

“Este se parece a un gato”, afirma su novia mientras señala uno de los corazones, que se tatuó en el brazo “para tener siempre un trozo de Artiom” en su cuerpo.

Artiom Kamardin, de 32 años, fue detenido en septiembre por un hecho aparentemente banal, pero reprimido en la Rusia de Vladimir Putin: recitar un poema contra la ofensiva militar en Ucrania.

Desde entonces, Alexandra Popova, de 28 años, se aferra a las pequeñas cosas para no hundirse en la tristeza provocada por la situación de su novio, a quien, según él, violaron durante su encarcelación.

Esta pareja pensaba hasta hace pocos meses que le esperaba un futuro radiante, pero sus expectativas se quebrantaron con el conflicto bélico en Ucrania y el endurecimiento del régimen en Rusia.

La guerra no solo marcó a miles de familias rusas que perdieron a un hijo o un marido en el frente, sino también aquellas parejas que se separaron a causa de la movilización militar, el exilio forzado o la encarcelación.

Detención traumática

Artiom y Alexandra se vieron por última vez el 26 de septiembre, cuando policías encapuchados entraron en su piso y lo detuvieron.

Una vez detenido en comisaría, según su abogado, lo golpearon y penetraron analmente con una barra de pesas. Y lo obligaron a grabar un video difundido en internet en que pedía disculpas, una práctica corriente en algunas dictaduras, pero poco habitual en Rusia.

Alexandra también recuerda cómo la agredieron los agentes, rociándole pegamento en la boca y sus mejillas y amenazándola con una “violación colectiva“.

La pareja denunció esa detención y el comité de Investigación ruso anunció a finales de noviembre una verificación por un posible “abuso de poder”, según un documento consultado por la AFP.

Desde entonces, Alexandra quedó traumatizada: “Cuando estoy en casa, me imagino que derribarán la puerta o que me están siguiendo o escuchando. Sé que es una paranoia, que no es real, pero no puedo volver a sentirme en seguridad“.

Artiom había recitado el día antes de su detención un poema crítico con la movilización militar rusa en Ucrania durante una concentración delante de la estatua del poeta Vladimir Maiakovski en Moscú, donde suelen reunirse disidentes desde la época soviética.

Matrimonio entre rejas

Con el título “¡Matadme, milicianos!”, su poema resultaba muy duro con los separatistas prorrusos del este de Ucrania.

“Su poesía es muy brutal, pero él es un chico muy dulce“, explica Alexandra, quien aprendió de memoria el artículo del código penal por el que quieren condenarlo.

Lo acusan de haber cometido un delito de “incitación al odio con violencia o amenaza de violencia”, castigado con una pena máxima de seis años de cárcel.

Alexandra y Artiom se conocieron en 2019 durante una manifestación de la oposición. Primero fueron amigos y el año pasado empezaron una relación sentimental.

Él es ingeniero y un apasionado de la poesía, mientras que ella trabaja para el partido de oposición Iabloko.

Forman parte de esa burbuja moscovita politizada, compuesta por militantes, artistas o periodistas, y duramente reprimida desde finales de febrero, con miles de multas y centenares de penas de prisión.

“Es un modo de vida, no es una afición”, destaca Alexandra, que junto con su compañero sentimental ya fueron detenidos durante una concentración contra la guerra en primavera. Entonces, a él lo multaron, pero ella tuvo que pasarse 25 días entre rejas.

Esta pareja de militantes quiere ahora casarse en la prisión, lo que permitiría a Alexandra ver más a menudo a Artiom, con quien no ha podido hablar en persona desde septiembre.



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