- El lateral marroquí y figura del PSG francés nació en Madrid y pudo jugar en España, pero eligió defender la playera del país de sus padres.
El pasado jueves 1 de diciembre, cuando España cayó 2-1 ante Japón, medios españoles especularon que la escuadra de Luis Enrique buscó este resultado a propósito, para eliminar a Alemania y de paso evitar un rival europeo en octavos de final.
Parecía que la jugada salió a la perfección y apenas terminó el partido, se enteraron que, sorpresivamente, Marruecos terminó líder del Grupo F con el triunfo de 2-1 ante Canadá.
En el pase a cuartos de final, uno de los jugadores a seguir fue Achraf Hakimi, por su fuerte vínculo con el país ibérico. El encuentro se caracterizó porque la “Roja” dominó en la posesión del balón, pero con poca claridad en el ataque.
Llegó la tanda de penales, el arquero Yassine Bounou fue la figura y el disparo para sellar el fracaso de España le tocó tirarlo a Hakimi, quien tomó el balón desde los once pasos con la misma personalidad y determinación que ha enfrentado todo tipo obstáculos desde niño, lo “picó a lo Panenka” y celebró caminando como pingüino.
De padres marroquíes, Achraf nació en Madrid el 4 de noviembre de 1998 y creció en España. Como sucede con muchos hijos de inmigrantes, atravesó todo tipo de dificultades por diferencia raciales y culturales, y el fútbol fue su salvación.
De niño comenzó a sobresalir en el Club Deportivo Colonia de Ofigevi y por sus habilidades, a los 17 años lo invitaron a formarse en el Real Madrid, y fue designado a la filial en Castilla, en Segunda B.
Al tener pocas oportunidades, se fue a préstamo al Borussia Dortmund de Alemania, y pronto se consolidó entre los laterales más prometedores del fútbol europeo.
Tras 73 partidos, 12 goles y 17 asistencias con el club alemán, fue vendido por 40 millones de euros al Inter de Milán, donde de inmediato fue titular y ganó el torneo de liga, tras 11 años de sequía.
Apenas terminó el torneo y el Paris Saint Germain pagó 60 millones de euros iniciales, que podrían aumentar en 11 millones de euros en variables, para adquirirlo en 2021.
La imagen de Hakimi besando a su madre Saida en la grada del estadio tras concluir los partidos, ha sido una constante en Qatar 2022.
Ella y su esposo Hassan tenían 20 años cuando llegaron a España desde Rabat. Mientras el marido se desempeñaba como vendedor ambulante, Saida limpiaba casas.
“Ahora soy más maduro, tengo más experiencia. Recuerdo que la primera vez, en Madrid, yo venía del Castilla, de jugar con los jóvenes y sin tener experiencia. Era entendible no tener tanta chance, que no apuesten por vos. Pero luego de haber jugado en varios clubes y en grandes equipos, ahí el Madrid creo que seguía sin apostar por mí”, comentó el crack marroquí.
Más de un fan español debió quedarse frío que un madrileño los haya eliminado, ya que Hakimi en algún momento se vistió de rojo.
“Fui a probarme con la Selección española. Estuve un par de días y vi que no era mi sitio adecuado. No me sentía como en casa. No era por nada en concreto, sino por lo que yo sentía, porque no era lo que había vivido en casa, que es la cultura árabe, ser marroquí”, resaltó.
El gran apego con sus padres fue determinante; profundamente identificado con su ascendencia, eligió a los “Leones del Atlas” como su selección y debutó en 2016. Desde entonces suma 61 partidos oficiales y dos copas mundiales.
“Que yo pudiera jugar al fútbol era un esfuerzo y un sacrificio para ellos. Mis hermanos también han tenido que sacrificarse. Éramos muy pobres. Ahora yo lucho por ellos”, comentó el crack marroquí en una entrevista.
“Aun teniendo mi DNI (requisito para la obtención de la nacionalidad española) y mi pasaporte, da igual. Ven un nombre árabe, ven tu cara marroquí y hacen cosas racistas. Puedo ir en un auto caro y cuando te detiene la Policía te trata pensando que somos ladrones de autos, simplemente por nuestra apariencia”, agregó.
Hakimi nunca se queda callado y no dudó en mostrar el apoyo a su compañero de equipo, Sergio Ramos, a quien considera el mejor defensor del mundo y dedicó el festejo tras anotar el penal. Tampoco titubea al mostrar la bandera palestina.
Su pareja es Hiba Abouk, una actriz española de ascendencia tunecina, famosa por aparecer en la serie El Príncipe, y madre de su hijo Amín, de dos años.
Todo fue felicidad en Marruecos tras el penal ante España. Sin embargo, después de la goleada que Portugal le propinó a Suiza de 6-1 en cuartos de final, se creyó que la aventura de los “Leones del Atlas” en oriente medio había concluido.
Pero el partido fue disputado, los africanos jugaron aún mejor que ante España y derrotaron 1-0 al equipo luso. Este miércoles van por una hazaña aún más grande ante Francia, confiados en jugar el domingo la final del Mundial frente a Argentina.